¿CUÁNDO? El sábado 3 de Octubre de 2020, a las 16:30 ¿DÓNDE? En el espacio La Palma en Reus, con la siguiente dirección: Carrer Ample, 75. Dentro de las Jornadas del club de rol AJJRR de Reus. Primero de todo, como sabéis, estamos en tiempos de Coronavirus, por ello tenemos Leer más…
Ya ha finalizado la jornada 3 en la Hobby Miniatures, así que vamos con el resumen de siempre. Esta jornada ha estado dedicada a los Commanders, esos HQ con 4 o 5 heridas tan molones de 40k donde el tendero nos propone usarlas en alguna jornada de las campañas que Leer más…
Ya ha finalizado la jornada 2 de la campaña de Kill Team, así que vamos ha hacer un pequeño resumen pues. He tardado unos días porque me quede sin teclado, sip, a mi hijo le dio por hacer de teleoperador de Games Workshop recibiendo reservas de la caja de Indomitus… Leer más…
Muy buenas a tod@s !! Pues seguimos confinados con la liada esta y ya van 40 y pico dias, así que como si de Lord Vader se tratara los #coronawips contraatacan en la Hobby Miniatures. Primero de todo, espero que tod@s esteis bien y esta movida no os haya perjudicado Leer más…
Ni siquiera el Gran Maestre Aun de los Ángeles Oscuros era capaz de imaginarse la arrolladora marabunta que se les iba a echar encima en los muelles de Regalis Prime. Como un gran Tsunami, miles de tiránidos colapsaron las defensas de los marines espaciales, impotentes pese a su testaruda fe en el Emperador y su tecnología. Las garras y mandíbulas del enjambre Cronos destrozaban las servoarmaduras a placer, y uno tras otro los defensores fueron obligados a retroceder a los callejones de la barriada de la capital del planeta. Las pocas bajas que lograban causar los adeptus astartes no hicieron mella alguna en el embate de los tiránidos. Una vez tocada tierra, los grandes organismos xenos se dispersaron por los principales conductos acuáticos de la colmena, infestando cada lugar posible de Regalis Prime con su pútrida presencia. (más…)
Con la apertura de la fisura disforme en Arntor los portales de la telaraña ocultos en el sistema se revelaron: luces danzantes en oscuros callejones, altas cimas montañosas y dentro de almacenes abandonados. Un tentador trofeo para todos aquellos dispuestos a viajar rápidamente entre los diferentes planetas. Muchos ciudadanos imperiales intentaron atravesar las puertas de la telaraña en busca de un futuro mejor, aventurándose a ciegas en territorio rara vez visto por los ojos del hombre. La nueva información no tardó en llegar a los oídos de las fuerzas defensoras, que tuvieron que movilizarse para protegerse de ese nuevo frente. Ya no solamente las amenazas venían del espacio, donde los cañones orbitales podían repeler parte del enemigo; con estas entradas desveladas, tanto los Drukhari como los caóticos podrían atacar el corazón de las mayores colmenas de Regalis Major.
Las cabezas de todos los habitantes de Anduak, de los combatientes y de cualquier criatura que estuviese sobreviviendo en los planetas del sistema en guerra, se alzaron al unísono boquiabiertos al observar los dos haces de luz que desprendían Valfar y Arntor. Lamentablemente ninguno de ellos emanaba esperanza, pues la destrucción parcial de la joya de Anduak, de sus prístinas playas, frondosas selvas y complejos turísticos de lujo auguraba un destino fatal al resto de planetas. Por otro lado, Arntor se alzó como un foco de maldad y vileza, atrayendo a todas las abominaciones empíreas posibles a través del gran portal abierto por los Malditos de Kurgan. Akhronax y sus seguidores festejaron con orgullo su victoria al establecer la cabeza de playa en el planeta penitenciario, centrándose nuevamente en conseguir el propósito que les había llevado tan lejos del Ojo del Terror. Akhronax sabía que sus éxitos eran observados por los dioses oscuros, y si continuaba haciendo estas gestas podría ser recompensado como él se merecía. Apenas pasaron unos tensos momentos después de la apertura del portal a la disformidad cuando los presos se lamentaron de su desesperada alianza con los herejes, ya que los demonios no diferenciaban entre ellos y los combatientes leales al Emperador; todos eran una presa. Y si no tenían la suerte de ser masacrados instantáneamente, su sentencia era el sufrimiento a través de la diversión de estas criaturas del caos.
El motín en el planetoide prisión de Arntor se convirtió en un derramamiento de sangre; los carceleros, fuerzas de defensa planetaria y agentes del Adeptus Arbitres, voces de la Lex Imperialis, se vieron acorralados por la marabunta enfurecida de presidiarios. Aunque sus esfuerzos fueron mayúsculos, y su armamento abría fuego letal, tuvieron que atrincherarse en los búnkeres de mando de los complejos penitenciarios en la superficie del planeta. Activaron las balizas de emergencia y esperaron que el gobierno del sistema de Anduak iniciara los protocolos de contención. Pero nunca ocurrió. Los únicos que aparecieron fueron para masacrarles y motivar más aun a los fugados: cultistas de los dioses del caos fueron regurgitados de portales de la telaraña y con sus voces profanas inspiraron los instintos más oscuros de sus nuevos adeptos. Enloquecidos por las plegarias a los poderes corruptos, Arntor se convirtió en un planeta que blasfemaba ante los ojos de todo el sistema de Anduak: profanaciones, sacrificios y refriegas constantes dominaron las perforadas profundidades del planetoide, atrayendo a criaturas indeseables nacidas en el Empíreo entre los mortales.
Y Anduak finalmente se sumió en el caos; el martilleo de las máquinas del Adeptus Mechanicus de Avernus cesaron para dejar paso a un constante repiquetear de las salvas de artillería de ambos bandos; los cánticos en gloria al Emperador sucumbieron bajo llantos y lamentos de aquellos que perdían sus casas en la capital, Regalis Major. El gorgoteo de los pozos gástricos tiránidos en Valfar sustituyó por completo el ambiente jovial y alegre de los complejos turísticos, así como en las yermas y heladas estepas de Borealis el hielo se iluminaba con las ráfagas de bólteres y rifles láseres. Los combates se extendieron por cada uno de los planetas que componían este sistema, no dejando lugar para respirar un poco de paz.
La guerra comenzó en una vertiginosa carrera por la supervivencia, donde solo aquellos luchadores más bravos y mejor capacitados saldrán enteros de este matadero. La sangre comenzaba a teñir la tierra del sistema solar Anduak, a regocijo de Khorne; las calles industrializadas de Avernus rezumaban un olor a óxido con el amargor en la boca de la sangre reseca de los combatientes caídos. El hedor de los cadáveres tiránidos descomponiéndose en las cristalinas aguas de Valfar contrastaba con los hermosos paraísos que vorazmente se estaban consumiendo por el enjambre tiránido Cronos. Y la meseta escarlata hizo honor a su nombre una vez más.
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